Escrito Nro. ADG



 Soledad





La soledad, dicen que es adictiva, que si te logras acostumbrar a ella es muy difícil volver a aceptar la compañía de alguien...

Solo, no es algo que piense que debamos acostumbrarnos a estar, deberíamos aceptar más bien que somos personas que nos gusta ser libres y no tener la presión de una cadena en nuestros pies. Si eso se llama soledad, entonces porque existen personas que no importa que suceda están con alguien a su lado y siguen sintiéndose libres, pienso que la soledad no significa eso.
Sino algo más fuerte, a la sensación de no querer sentir otro golpe de la realidad en nuestra mente, sin importar cuanto lo esquivemos siempre nos dará, haciendo que percibamos cualquier presencia cercana como aquel golpe directo al alma que tanto tememos y deseamos contrarrestar, sin pensar que cuando empujas en realidad pueda ser ese algo que te haga salir de tus pesadillas, de ese punto sin retorno del cual no deseas ver enfrente tuyo, esa "soledad" que defiendes con tanto empeño con solo pensar que te puede proteger, dando hasta el último empeño en lograrlo. 
Solo, nunca deberíamos pensar en eso porque de echo sabemos que nos rodean personas con una calidez y aprecio a nosotros que siempre nos lo reafirman así sea con una sonrisa o un mensaje, pero deseamos permanecer en esa cárcel de silencio e indiferencia o de risas fingidas y mentiras tiernas. Pero, a la final una cárcel es lo que es, un lugar donde encerrar nuestros miedos, nuestros pensamientos menos deseados, nuestro ser, nuestras alas he incluso la misma llave para liberarnos. Así que, esta susodicha protección puede servir, pero a que costo, además puede ser peor porque es incluso una maldición que puede ser permanente.
Solo, nunca deberíamos estar, pero si estar con nosotros mismo su tiempo necesario, simplemente lo suficiente para saber cómo nos sentimos y que deseamos hacer, para no perdernos en lo que las influencias y la rutina pueda hacernos llegar a cometer algo que debería ser peor que la soledad. Un final sin sentido, que así sea acompañado se sufre como la soledad de estar apartado de los maravillosos mundos de las personas que nos rodean.




Si llegamos al final solo, es porque lo decidimos sin saber que más allá de esos barrotes podremos ver un cielo de otro color que tal vez nos guste.

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